El indio nunca se ríe
y el pretenderlo es en vano,
ni cuando festeja ufano
el triunfo en sus correrias;
la risa en sus alegrías
le pertenece al cristiano.
Nadie puede imaginar
una miseria mayor;
su pobreza cauza horror;
no sabe aquel indio bruto
que la tierra no da fruto
si no la riega el sudor.