En medio de mi inorancia
conozco que nada valgo:
soy la liebre o soy el galgo
asigún los tiempos andan,
pero tambien los que mandan
debieran cuidarnos algo.
Aunque muchos creen que el gaucho
tiene alma de reyuno,
no se encontrará ninguno
que no le dueblen las penas;
mas no debe aflojar uno
mentras haya sangre en las venas.